viernes, 26 de febrero de 2010

Las aguas bajan turbias - Editorial del 26 de febrero de 2010
Las aguas bajan turbias es el título de una película argentina, basada en la novela "El río oscuro", de Alfredo Varela, y protagonizada por Hugo del Carril, considerada entre las obras más destacadas del cine argentino. Cuenta la odisea de los campesinos que se encontraban obligados, por falta de trabajo, a ir al litoral a cosechar la yerba mate, y allí eran maltratados, golpeados, insultados por sus capataces, castigos que muchas veces terminaban en la muerte. Además los estafaban en las ventas con libreta, donde se les anotaban las deudas que nunca alcanzaban a pagar. También en esa película se comienza a hablar de los sindicatos y de cómo los trabajadores empiezan a rebelarse. O sea que la elección de nuestro título tiene, entonces, un sentido literal y uno figurado. ¿Estamos?
Somos testigos, en Basavilbaso y seguramente en muchos otros lugares en los que se lea esta página, de fenómenos reiterados en los últimos años, que reclaman a gritos una preocupación mayor, de parte de los gobernantes, frente a situaciones que ya no son hipótesis, sino procesos en pleno desarrollo.
No alcanza con plantearse que "algo raro pasa con el clima", mezclando fatalismo con desidia. Aún no sabiendo si el "accidente" del que teorizamos es probable, la peor manera de averiguarlo es sentarse a esperarlo.
Podemos hablar mucho de estudios y técnicas de mediano y largo plazo para complementar el salvataje de coyuntura (lo único que se hace, y siempre después de), o quedarnos de brazos cruzados y esperar, literalmente, que llueva y nos ahoguemos. O que nos calcinemos. O que nos congelemos. O que nos lleven los vientos. Precisamente hacer un buen gobierno es prever y trabajar para lo estructural.
Sabemos que desde el municipio se adjudica la culpa de lo pasado en estos últimos días, como decíamos más arriba, a "un accidente", sin reconocer que de todas maneras es un acontecimiento eminentemente humano, una contrariedad de las previsiones y las expectativas. Es imprevisto en el doble sentido que tiene esta palabra: el no haber advertido el peligro y el no haber actuado preventivamente. La noción de fatalidad, que nuestros funcionarios dominan a voluntad es, en sí misma, una teoría sobre el accidente, tal vez la peor, porque no sugiere ningún curso de acción.
La propia idea de adjetivar las inundaciones en nuestra ciudad de "accidentales" es sumamente paradójica, porque califica (o descalifica) algo que ellos no esperaban que pudiera suceder. Otra vez deberíamos recomendar la lectura de aquella poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, porque hablar acá de accidente esconde un grado de negación, "sin ver que sois la ocasión de lo mismo que juzgáis".
Para nuestro gobierno municipal el accidente es puro presente, es la contrariedad de una situación que se había imaginado improbable, porque nunca trabajaron a futuro. Ni siquiera cuando se ejecutó la obra del "desagüe pluvial", ya que como tantas veces denunciamos en esta página y como tantas veces nadie atendió nuestro reclamo, finalmente, y eso sí era previsible, no sirvió para nada. Entonces, para ellos, lo que deberían haber previsto pasa a ser una revelación. Sorpresiva revelación de una realidad, que para esta gestión, estaba escondida, suponemos que por propia ingenuidad y no por dejadez. ¡Queremos creer que es así!
En este sentido, conceptualizar los cuarenta centímetros de agua que debieron soportar muchos vecinos de nuestra ciudad (y no, como se dice peyorativamente, incluso desde el gobierno, "del Pueblo Nuevo", como si eso fuera un atenuante para el sufrimiento) de accidente es una forma falaz de apreciación de los hechos, una subjetividad que no les podemos permitir a aquellos que hemos elegido para que nos gobiernen. Y mucho menos que reaccionen de la misma manera cuando alguien cuenta que se le rebalsaron las cloacas. Hemos escuchado, a propósito de esto, que "no podemos revisar 3.500 casas". ¿Y por qué no? ¿Ese renunciamiento significa que, por los siglos de los siglos, nuestros amigos seguirán teniendo el mismo problema?
Podemos verter acá muchos argumentos respecto a qué es previsible, o no, en los actos de la naturaleza y en los hechos de los hombres. Pero esos análisis doctrinarios que podríamos hacer solo tenderían más a justificar que a prevenir, a consolar que a salvar, a eludir en vez de enfrentar. Si bien el cálculo de lo previsible podría llegar hasta el infinito, de la misma manera que el cálculo matemático de probabilidades, existen riesgos aceptables, en la medida en que se tome conciencia de ellos, y otros que de ninguna manera deben tolerarse, porque están en juego valores que son altamente representativos por sus características y compromisos.
Nuestro semanario, por si hiciera falta acumular pruebas, es una fuente inagotable de expresiones hechas por los vecinos a través de los años, contando las peripecias que sufrían cada vez que llovía, e incluso de la tan mentada "intervención" que la actual gestión amagó hacer y que quedó solo plasmada en un Parte de Prensa. Nos queda la sensación, lamentablemente, de que se convencieron a ellos mismos que "todo era un invento de Parinelli".
A nosotros nos parece que acá todo quedó en un peligroso juego en el cual se apostó a que "algo" no iba a pasar, solo pensando en ahorrarse el valor de lo que se apostaba, a cambio que no se diera lo posible o probable. Tanto es así que, a nuestro entender, se jugó hasta con la salud de la población, calculando que el servicio de agua corriente, cloacas y desagües de nuestro pueblo podía aguantar por lo menos "una intendencia más". Quién haya transitado, como lo hicimos nosotros, calles como 3 de Febrero, Grieve, Ramírez y Neyra, el sábado a la madrugada, no tendrá dudas de que esto es así, y de que los tres millones gastados fueron una excelente inversión en piletas de natación. ¡Lástima que no se pusieron en las Termas!
Esto es consecuencia de una sumatoria de errores e indiferencias, frutos de la acción y de la omisión de quienes no vieron o no quisieron ver cómo en una auténtica ruleta rusa se arriesgaba la salud, la vida, el honor y la tranquilidad de los demás, mientras se buscaba inmerecidamente la fortuna propia de unos pocos.
Nadie en justicia puede alegar la teoría de la imprevisión, pues lo único que podía estar en duda era cuándo iban a ocurrir en el tiempo los hechos que ahora, supuestamente, todos lamentan.
Si leemos esto en función de criterio de error y corrección, debemos comenzar ya un trabajo solidario de reconstrucción ético-moral que sancione colectivamente a quienes desde siempre ocupan la cosa pública sin ocuparse de ella. El desprecio social hacia quienes nos burlaron puede llegar a ser hasta perpetuo. Esa debe ser nuestra sanción.
Y no nos gusta el mero acto de protestar. Eso se parece demasiado a lo que alguna vez describimos como "gritarle al televisor".
Hay que convertir esa bronca en acción, así como la fuerza del agua se logra convertir en energía. Hay que demostrar que el pueblo puede decidir, cuando le toca, cuál es el destino que quiere para sí mismo.
"Nadie se ahoga por caer al agua, sino por permanecer debajo de ella".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 19 de febrero de 2010

Miguel de Cervantes Quijano (o Quijada) - Editorial del 19 de febrero de 2010

Mi amigo Enrique Pereira se hubiese hecho un festín con el acto fallido de la Presidente de la Nación. Así como alguna vez el Dr. Menem se ufanó (sí, sí, con “u”; después cambió una vocal para otras muchas cosas) de haber leído a Sócrates, siendo que no se conserva nada escrito por él, ahora la Sra. Cristina Fernández puso en boca “del Cervantes” (sic) una frase que si bien le pertenece, se la hace decir al Quijote. Para colmo de males, en su discurso, con ese aire de superioridad que la caracteriza y que no siempre la encuentra con resto, se autoadjudicó la versión “aggiornada” de la locución “ladran Sancho, señal que cabalgamos”, que según ella quedaría mejor como “ladran Sancho, señal de que son perros”. Pese a haber asegurado que era una “cristinización”, hay algunos memoriosos, como nosotros, que recordamos haberla visto publicada en la revista Humor, allá por los años ‘70/’80, en las tan célebres frases que encabezaban sus páginas. No está mal que la use, pero está muy mal que se proclame la autora.

Nuestro título de hoy, entonces, y a propósito, mezcla como lo hizo ella a creador y creado, pero reconociéndolo y aceptando, y con un total sentido satírico, en el más estricto sentido de la palabra. Conste, entonces, que quien escribió fue Miguel de Cervantes Saavedra, y el personaje por él creado, el principal de su obra, fue bautizado como Alonso Quijano (o Quijada). Así, textual.

Entrando ya en el tema, los dichos de la Presidente de la Nación fueron expresados en el marco de un discurso en su feudo privado de El Calafate, y, si estuviéramos en una República (que alguna vez supimos conseguir y que ellos ahora están rifando con sus actitudes feudales), deberían haber sido receptados por el Inadi, organismo que se ha tornado genuflexo y servil, para fundamentar una denuncia del pueblo de Nación Argentina contra su primera mandataria, por haber tratado de perros (animales) a los que no pensamos como ella. Y acá, obligatoriamente, debemos hacer la salvedad de que nos referimos al daño que el uso común de tal referencia supone, más allá de que, para nosotros, cuanto más conocemos a algunos seres humanos, más queremos a los perros. Es sabido que, curiosamente, cuando se trata de perro a una persona se lo hace pensando en una característica negativa que tendrán algunos, y por eso pasa a ser sinónimo de malo, traicionero, inútil y peligroso. Eso es lo que piensa nuestra Presidente de los que no opinamos igual que ella. Como decíamos en nuestra página de la semana pasada, habiendo escuchado a Diana Conti alabar al stalinismo, no nos sorprende para nada el criterio omnímodo y discriminador del primer eslabón de una cadena de la que, muchos, ahora pretenden escapar. ¡Pero están las gigantografías todavía exhibidas, que atestiguan lo contrario!

Acá tenemos, forzosamente, que recomendar la lectura de “Rebelión en la Granja”, de George Orwell, el mismo autor de “1984”, que inspirara (¿inspirara?) luego aquella estupidez televisiva llamada “Gran Hermano”, y la más estúpida todavía “Gran Cuñado”. Y hacemos la recomendación porque la lectura de ese libro, escrito a la manera de las fábulas, con animales hablando, nos hará imaginar lo que nos espera con estas confusiones de la Presidente.

Pero el acto fallido de la señora de Kirchner, y su descalificación fascista de los que piensan distinto (que sería lo mismo que decir que piensan feo) nos lleva, por lo menos a nosotros, a rememorar a otro que trabajó con perros, aunque más gratamente y con mayores beneficios para la humanidad. Estamos hablando de Iván Pavlov, conocido sobre todo por formular la ley del reflejo condicionado, que desarrolló entre 1890 y 1900, después de que su ayudante observara que la salivación de los perros que utilizaban en sus experimentos se producía ante la presencia de comida o de los propios experimentadores, y luego determinó que podía ser resultado de una actividad psíquica. Realizó el conocido experimento consistente en hacer sonar una campana justo antes de dar alimento a un perro, llegando a la conclusión de que, cuando el perro tenía hambre, comenzaba a salivar nada más oír el sonido de la campana.

Nuestra conclusión, entonces, por lo menos intermedia, es que los ladridos a los que tan livianamente se refiere, denostándolos, la Sra. Cristina, deben ser consecuencia necesaria, o reflejo condicionado, de las actitudes totalitarias de este gobierno, que además de desconocer la voluntad popular expresada en las elecciones de julio de 2009, quiere hacernos creer que ataca a las corporaciones, cuando el matrimonio presidencial es, en esencia, cabeza de una de las más grandes y perjudiciales que existen en la Argentina.

Las observaciones básicas de Pavlov eran simples. Si se ponen alimentos o ciertos ácidos diluidos en la boca de un perro hambriento, éste empieza a segregar un flujo de saliva procedente de determinadas glándulas.

Y nuestras observaciones también son simples. Si se conocen acciones tendientes a enriquecerse o a enriquecer a los amigos ¡única finalidad de este gobierno!, o a perpetuarse en el poder, nosotros, los perros, ladramos.

Este es el reflejo de salivación; pero eso no es todo. Pavlov observó que el animal también salivaba cuando la comida todavía no había llegado a la boca: la comida simplemente vista u olida provocaba la misma respuesta. Además, el perro salivaba igualmente ante la mera presencia de la persona que por lo general le acercaba la comida.

O sea que, imitando ese experimento, hay argentinos que están adquiriendo la capacidad, hasta ahora dormida, de advertir las consecuencias mediatas de este desgobierno al que nos someten, llevándonos a ese mismo abismo del que Néstor Kirchner se jactaba de habernos salvado en 2003.

Seremos perros, pero no podemos ni debemos dejar de ladrar cuando nos enteramos de que, mientras Cristina se proclamaba una víctima de la represión, hay quienes informan (ladrando, también) que en el año 1982, últimos años de la dictadura, los Kirchner eran apoderados de la consultora Finsud. Su especialidad eran "las cobranzas extrajudiciales". Era la época de la circular 1050 del entonces superministro José Alfredo Martínez de Hoz. Las tasas de interés para créditos hipotecarios se hicieron impagables. En ese contexto de desesperación, Néstor y Cristina se habrían guardado los pagarés de una humilde mujer, en vez de romperlos después de cobrar.

El abogado que defendió a la señora utilizó argumentos demoledores para atacar a los demandantes (el matrimonio de abogados Kirchner). Lo comparó a Néstor con Shylock, el Mercader de Venecia. El juez le dio la razón, pero lo reprendió por asociar a su adversario con uno de los personajes más avaros y miserables de la historia de la humanidad.

Sin ir más lejos, Sergio Acevedo, otrora hombre del “riñón” pingüino, que fuera nada menos que la cabeza del Servicio de Informaciones del Estado (SIDE), y luego Gobernador de la casa de los Kirchner (de la provincia de Santa Cruz, perdón), ahora denuncia enormes negociados en la concesión de la obra pública, especialmente en su provincia, reconociendo que “cuando empezó, el kirchnerismo era un proyecto político que necesitaba dinero para concretar su sueño. Ahora se parece más a una excusa política para que algunos kirchneristas tengan cómo justificar la acumulación personal de dinero”.

Y es para contrarrestar frente a la opinión pública estas verdades que estamos diciendo, que se inventan una historia personal de persecuciones, para así justificarse frente a la militancia del Frente para la Victoria y las organizaciones humanitarias a las que utilizan, sin ponerse colorados, para evitar críticas de la centroizquierda argentina.

Si empezamos a creerlo, como nos decía un amigo días pasados, va a resultar que también estuvo presa con Mandela y con Mujica; se salvó en el atentado de Martin Luther King porque se alcanzó a tirar al suelo; del atentado a Ghandi porque llegó tarde a la reunión ya que había ido de shopping; en Dallas, cuando el asesinato de John F. Kennedy, tuvo suerte porque iba en el auto de atrás debido a que Jacqueline le ganó y subió antes, y, por último, en el bombardeo a La Moneda, cuando mataron a Salvador Allende, alcanzó a escapar por la puerta de servicio.

¡Andá!

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 11 de febrero de 2010

Se va a acabar… - Editorial del 12 de febrero de 2010

La revista Barcelona, de la que somos "adictos", tiene una sección dedicada a los cánticos políticos de los '60 y '70. Ahí hemos encontrado varios que ya habíamos olvidado, y de entre ellos rescatamos hoy el que comienza como nuestro título, y que tuviera varias versiones, según hacia quién fuera dirigido.

Originariamente nació para referirse, en el deseo de que se terminara pronto, a la "dictadura militar" autodenominada Revolución Argentina, y que tuviera como presidentes de facto a Onganía, Levingston y Lanusse, y como funcionarios a varios que ahora no quieren recordar ese hecho.

Pero, también, fue usado posteriormente en relación a la "burocracia sindical" y, luego, a "esa costumbre de robar (o de afanar)". Como verá el lector, la fidelidad a la rima se respetaba siempre.

Obviamente, y por suerte, el primer uso ya está desechado, y esperemos que para siempre. Y con la misma obviedad, pero lamentablemente, las otras dos acepciones no solo no han perdido vigencia, sino que se han acrecentado.

Incluso mucho después, ya en la democracia que supimos conseguir, hubo una recurrencia triste para referirse, bastante reaccionariamente, a la supuesta "sinagoga radical" de Alfonsín.

Por estos días deberíamos recordarle a algunos de los referentes del kirchnerismo que están defendiendo la compra de dólares por parte del ¿ex? Presidente este cántico y la importancia que el mismo tuvo en los movimientos de los citados años para conseguir las libertades de las que supuestamente hoy gozamos.

Como para empezar, en un programa de TV que conduce José "Pepe" Eliaschev por el Canal 26, la diputada Diana Conti hizo un vergonzoso alegato no solo a favor de la actitud específica de la compra de dólares, sino, lo que es peor, respecto a la supuesta necesidad de que los dirigentes políticos sean ricos, para, de esa forma (según ella) poder enfrentar al establishment (conjunto de dirigentes o personas que tiene el poder) con el resto suficiente.

Antes de seguir con este obligado análisis, debemos dejar en claro que hace tiempo que no escuchábamos una referencia tan discriminatoria como ésta, más que nada viniendo de quién viene. ¡Y pensar que se cataloga de fascista a aquél que pide desde hace tiempo el voto calificado o la cualidad de la formación intelectual para ser candidato a algo! ¡Ahora resulta que con tener plata alcanza y sobra! Con razón en todos los pueblos tenemos ejemplos de ese afán desordenado y desmedido por hacerse rico a través de la política. Ahora, por suerte, nos enteramos que es por nuestro bien, ya que así podrán enfrentar mejor a los poderosos. ¡Por favor!

Desde hace tiempo, Conti cree, o al menos eso demuestra cada vez que tiene un micrófono delante, que su verdad es la verdad, tal como pretendiera explicar alguna vez un dirigente local.

Por más que no somos partidarios de poner "etiquetas" a la gente, en este caso Diana Conti "se la buscó". De acuerdo a sus antecedentes (alfonsinista, menemista, delarruista y duhaldista, sucesivamente), el 'kirchnerismo' presente de Conti no le impediría migrar hacia otras ideas que se impongan en el futuro, tal como corrobora su historia política. Es lo de siempre para Kirchner: no consigue lealtades permanentes, todo es coyuntural, acomodaticio, voluble, leve.

No resulta extraño, entonces, que investigando un poco, encontremos que un ex asesor de la diputada, llamado Bruno Bimbi, denunció a la legisladora por quedarse con parte de su sueldo cuando trabajaba como jefe de prensa mientras era senadora. Según la denuncia, Conti lo obligó a entregarle $ 4.429 del salario trimestral de $ 5.429 y cuando se negó a entregar el dinero, se quedó sin trabajo. La causa data de 2005 y el juez federal Rodolfo Canicoba Corral investiga el hecho llevado por Bimbi al Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 29.

El periodista relató que "más allá de la humillación personal, el dolor y la bronca que el hecho en sí me produjo, lo más feo fue darme cuenta de que esa persona a la que admiraba por haber propuesto la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final, por defender los derechos de las parejas homosexuales y otras posiciones que la colocaban en lo que suele definirse con poca precisión como 'progresismo' tenía otra cara: la que vi cuando contaba los billetes que me había sacado de las manos mientras yo la miraba con asombro y sin entender qué estaba pasando. Y ella me decía con cinismo: 'Las monedas te las podés quedar'. Esa frase no me la voy a olvidar nunca", comentó.

Por último añadió: "Mientras espero que la Justicia se pronuncie sobre el delito que denuncié, me muerdo los labios por consejo de mi abogado cada vez que debo asistir al show político en el que la ahora diputada Conti da lecciones de ética cada vez que le acercan un micrófono".

Ahora sí uno entiende mejor la "justificación" que hizo Conti de la voracidad acumulativa de Néstor Kirchner. Es por la admiración que le tiene en ese aspecto, y la necesidad de cubrirse también ella de esa transgresión a los principios revolucionarios que alguna vez dijeron defender. Habría que hacerles escuchar aquellas canciones que se entonaban en los fogones de esos años, y que no hablaban, precisamente, a favor de la acumulación de la riqueza. Solo a modo de ejemplo, y para el que la conozca, deberían recordar aquello de "Que la tortilla se vuelva", tan representativa de la lucha de los revolucionarios en la Guerra Civil Española, por ejemplo. O lo de "al que asome la cabeza duro con él".

Es causalidad, entonces, que ya en una oportunidad, a propósito del proyecto de adelantamiento de las elecciones, haya afirmado que la representación parlamentaria no refleja la voluntad popular. Seguramente ella, como tantos otros, estaría mucho más cómoda con una Comisión de Asesoramiento Legislativo elitista, conformada únicamente por ricos.

Y como si todo esto fuera poco, Luis D´Elía, en su carácter de inimputable, afirmó que el patrimonio de los Kirchner no lo hizo el ex presidente sino su abuelo, que "era usurero y tenía plata, plata que acrecentó el papá y plata que tienen los Kirchner". No es casualidad, señores, que D'Elía se identifique con un régimen como el iraní, que muestra a la comunidad internacional espejitos de colores pero que de puertas para adentro es uno de los sistemas políticos más perversos de la historia. Ni que la diputada se declare "stalinista" en respuesta a un comentario que Eliaschev le hiciera acusándola de comportarse "como en la Rusia de Stalin" en su defensa del oficialismo.

Ahora, Conti debe hacerse cargo de que Stalin acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras, anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial.

Si eso es a lo que vamos, deberían avisar para que nos preparemos. El stalinismo consistió básicamente en la creación de una casta burocrática. Sí, una casta, ni siquiera una nueva clase social, ya que una clase se define por el papel que ocupa dentro de las relaciones sociales de producción, y estos burócratas solo eran parásitos.

Dijo Stalin, entre otras cosas: "Las ideas son más poderosas que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿por qué dejaríamos que tuvieran ideas?"

Entonces, como solemos decirle a nuestros alumnos: "si mezclamos tierra con agua, siempre saldrá barro".

¡Cualquier semejanza con nuestra realidad es pura coincidencia!

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 5 de febrero de 2010

Por un puñado de dólares - Editorial del 5 de febrero de 2010

Por un puñado de dólares es el título de una película que literalmente reinventó el western en una época en que este estilo estaba estancado en clichés y modelos de tramas que se repetían una y otra vez, y que presentó una nueva clase de héroe en los films de cowboys.

Clint Eastwood no personificaba al clásico héroe americano como los que solía encarnar John Wayne. Acá el protagonista es un sátrapa que se vende al mejor postor entre dos bandas de delincuentes durante la mayor parte de la trama, que se desarrolla en un pueblo desolador lleno de personajes corruptos donde la ley brilla por su ausencia.

Nosotros, recordamos, la vimos en el viejo y querido Cine Parroquial, seguramente a fines de la década del '60, y, más allá de la intención de buscar un título acorde con la temática de hoy, y que llame la atención, como es nuestra costumbre, no podemos dejar de destacar las curiosas coincidencias.

Entrando ya en tema, después del introito, sin dudas, en materia económica, el año 2008 quedó enmarcado por la crisis internacional. El 15 de septiembre, Lehman Brothers decreta su quiebra y el mundo hace crack. Sólo veinte días después, en octubre de 2008, el ex presidente Néstor Kirchner compró divisas (exactamente dos millones de dólares). Estos datos surgen del informe oficial del Banco Central, conocido recién ahora como una de las consecuencias no queridas del tema Redrado.

Dicho informe contiene una lista integrada por personas físicas y jurídicas, que describe la compra de dólares durante ese mes. Al principio, y como expresión de la "chinche" de Redrado por ser removido de su cargo, se hizo conocer un listado conteniendo nombres de "amigos del poder", pero como, aparentemente eso no le hizo cosquillas a nadie, aparecieron las grandes operaciones, que superan el monto de los 2 millones de dólares, y necesitan ser justificadas ante las entidades financieras y el BCRA.

La operación de Kirchner se dio en el año donde su patrimonio tuvo un incremento del 158% con referencia a 2007, con el aumento de 28 millones de pesos. Según la Justicia el enriquecimiento fue lícito, o, por lo menos eso es lo que falló (¿falló?) nuestro comprovinciano Oyarbide, en su carácter de Juez Federal a cargo de la causa. De acuerdo a la última declaración jurada, Néstor Kirchner posee depósitos a plazo fijo por poco más de cinco millones de dólares. En el momento de la compra, el dólar estaba en 3,23. Hoy, como sabemos, roza los 4 pesos.

Pero en este sentido, el ex presidente no fue el único en apostar por el dinero norteamericano. También lo hizo el sindicato de Camioneros, conducido por Hugo Moyano y Juan Carlos Relats, el empresario correntino, socio de los Kirchner en los negocios hoteleros en El Calafate. En el caso de los camioneros, se trata de seis millones de dólares comprados mediante la Obra Social Conductores Camioneros y UTAC, Obra Social de Choferes de Camiones y el Sindicato de Choferes de Camiones de la Ciudad de Buenos Aires. Cada entidad compró, al igual que el primer caballero, dos millones de dólares.

Si bien es cierto que ¡cualquier persona! puede comprar hasta esa suma por mes siempre que pueda justificarlo, el artículo 268 del Código Penal sanciona con hasta seis años de prisión al "funcionario público que con fines de lucro utilizare para sí o para un tercero informaciones o datos de carácter reservado, de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo". Mientras Néstor Kirchner compraba dólares, Cristina Fernández (siempre tan dispuesta a denostar a los que no actúan como ella pretende) convocaba a "trabajar y producir". Debe creer, entonces, y allá ella, que la especulación financiera es "trabajo y producción".

Mucho se habla de la resistencia a la opresión, sobre todo desde este gobierno que se las da de "progre" y al que cierta "gilada" sigue como en procesión.

Dónde quedaron aquellas cacerolas que, por mucho menos, escracharon a De la Rúa, al que, sin discutir su ineficiencia e inoperancia, por lo menos para desempeñar la primera magistratura, no se le puede imputar más que el tema de la "Banelco", en la que, más que él, están involucrados todos los senadores peronistas. Pero, más allá de eso, a nadie se le ocurrió denunciarlo por enriquecimiento ilícito, salvo aquellos que puedan creer que constituye ese delito ser suegro de Shakira.

Los ciudadanos comunes, como somos usted y yo, tenemos que andar haciendo malabarismos para no negar a nuestra familia las milanesas una vez por semana, porque el precio de la carne se fue a las nubes. Y ni hablar de que apenas podemos irnos dos o tres días a alguna playa cercana, las más de las veces en carpa, mientras el "patrimonio" presidencial justifica y dice que es "legal" comprar dos millones de dólares, ¡porque era para adquirir un hotel!

Hace poco comparábamos, en materia educativa, a nosotros con los uruguayos. ¡Y perdíamos por goleada! Ahora, ya que estamos, recordemos que los del "paisito" acaban de elegir un presidente que vive en su casa de siempre, que le gusta andar en chancletas, y que la cocina de su casa en el bajo-mesada solo tiene cortinitas.

Por supuesto que todo esto está ayudando ahora a aclarar el panorama, por lo menos a nosotros. Con razón no alcanza con la plata de las retenciones, ni la de las de las AFJP, y ahora se quiere ir por las reservas, y buscar más endeudamiento. Con estos "gastitos", financiados por todo el pueblo, no hay plata que alcance. ¡Más claro échele agua! El problema no está del lado de los ingresos públicos, como quieren hacernos creer, sino del gasto, y no precisamente en educación, ni en salud, ni en seguridad. ¡No! En todos estos "gastos" que seguramente si se abriera esa "caja de pandora" que entreabrió Redrado (no por su gusto, sino por despecho), nos daríamos cuenta claramente que el dinero destinado a jubilaciones, asignaciones por hijos, plancitos sociales, etc., es ínfimo en relación con la plata que se llevan ellos, pero así compran voluntades, que es lo que realmente les interesa. Y les permite seguir engañando a la gente con espejitos de colores.

Lo único cierto de todo lo que dicen es que están comenzando a hacer la redistribución de la riqueza. Lo que pasa es que están empezando por sí mismos. El que es parte y reparte, se lleva la mejor parte.

La verdad es que todo esto del Fondo del Bicentenario encubre la intención de quedar más o menos "al día" con los bancos con la plata de todos los argentinos (para pagar una deuda que, desde Rivadavia y la Baring Brothers para acá, y salvo escasísimas excepciones, usufructuaron tres o cuatro), y así seguir teniendo crédito para el clientelismo que les permita ganar en 2011 (hay muchos que dicen que ni así).

De todas maneras, y como es su inveterada costumbre, seguramente paralelo a eso estarán pensando cómo hacerle la vida imposible al que les gane. Esa parte de la historia ya está escrita en tiempos de Alfonsín, y, un poco menos por la complicidad de la ineptitud, también en tiempos de De la Rúa.

"El que apuesta al dólar pierde". La frase dejó en la historia (solo por eso) al ex ministro de Economía, Lorenzo Sigaut en 1981. La realidad económica del país durante estos últimos 25 años demostró todo lo contrario. Y Néstor Kirchner puede dar prueba de ello. Independientemente de los motivos que llevaron a la adquisición de la divisa estadounidense, cuando el ex presidente compró 2 millones de dólares en octubre de 2008 lo hizo a un precio de $3,23 por lo que gastó $6.460.000. Si hoy se decidiera a vender, lo haría a $3.86, obteniendo $7.720.000, es decir 1.260.000 pesos de diferencia. Aparentemente está demostrada la falacia.

Y ya que hablamos de Mujica, no nos cuesta nada terminar con El Orejano:

"Porque aunque no tengo ni ande caerme muerto

soy más rico que esos que agrandan sus campos

pagando en sancochos de tumbas resecas

al pobre peón que echa los bofes cinchando".

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso