jueves, 12 de diciembre de 2013

Paperas o varicela

Paperas o varicela - Editorial del 13 de diciembre de 2013 La Presidente Cristina Kirchner brindó un discurso en el marco de los festejos por los 30 años de democracia y se refirió a los saqueos, que dejaron un saldo de ocho muertos en las últimas horas. "Hoy, más que nunca, reivindicamos la democracia frente a los violentos", pronunció la mandataria en referencia a las protestas policiales que tienen (o tenían en ese momento, por lo menos) en vilo a varios puntos del país. "Yo no soy ingenua. No creo en las casualidades. Tampoco creo en los hechos que se generan por contagio, porque por contagio son las paperas o las varicelas", dijo la jefa de Estado. Cristina Kirchner consideró que los hechos de violencia que se viven en distintas provincias "son por ejecución y planificación con precisión quirúrgica". En alusión a los históricos saqueos, ironizó: "Siempre son en diciembre, parece que el contagio tiene fecha muy precisa". Consideró que muchos de los protagonistas "son instrumentados sin saberlo", por otros intereses. ¡Mirá vos! El Gobierno decidió sostener la agenda de celebraciones pautada para el Día de la Democracia, que incluyó una serie de recitales en la Plaza de Mayo, a donde se congregó la militancia, además del acto oficial de la jefa de Estado, que se realizó en el Museo del Bicentenario. La Presidente hizo referencia a la posibilidad de hablar en cadena nacional en el marco del acto. "He decidido expresamente, pese a la importancia de esta fecha, no hacer una cadena nacional, para permitir que algún canal corte la pantalla, para que yo esté hablando de la democracia y que del otro lado esté una escena de los violentos y antidemocráticos". Para el encuentro, Cristina Kirchner invitó a los ex presidentes desde el retorno democrático en 1983. Asistieron Fernando De la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá y el hijo de Raúl Alfonsín, quien había considerado que el festejo debió haberse postergado por el conflicto. Rechazó el convite el ex presidente Eduardo Duhalde, que dijo que se ausentaría "por motivos personales". ¿Kosteki y Santillán? Mientras, fuera de la Casa Rosada, tocaban bandas y artistas afines al Gobierno. León Gieco, Víctor Heredia, Cacho Castaña, Adriana Varela, Moria Casan, entre otros, terminaron siendo cómplices oportunistas. Los dos primeros, sobre todo, que fueron fanáticos alfonsinistas, luego fanáticos menemistas y ahora fanáticos kirchneristas. Deberían tomar el ejemplo de Jairo, que no puede trabajar porque no se "vendió", y su adhesión a Alfonsín perdura en el tiempo. ¿Cómo es que dice la más famosa canción de León? ¡Sólo le pido a Dios, que el engaño no me sea indiferente, si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente! Esperaba de los artistas un poco más de sensibilidad ante los acontecimientos de violencia y muertes que estaban sucediendo en ese momento en el país. Pero veo que sólo los conmueve el dinero. Una pena que ellos no muestren un poco de coherencia y solidaridad. Luego se molestan cuando les dicen la verdad y la verdad es que están aprovechando la plata del Estado a más no poder. Mientras el kirchnerismo se divertía, festejando una democracia que heredaron pero no cuidaron, 17 provincias se prendían fuego, convulsionadas por culpa de gobernadores alcahuetes, cuyas desidias trajeron como consecuencia no se sabe cuántos muertos y heridos (esconden las cifras), y millonarios saqueos y destrozos. Mayor demostración de desprecio al pueblo argentino no pudieron haber manifestado. Y tal vez nos lo merezcamos por indolentes, apáticos y anómicos. Si fuéramos distintos, otros hubieran llegado al poder. Para colmo la oposición apostó a la desmovilización, cuando era imperioso juntarnos todos. No había que darles el gusto a los instigadores de los saqueos, a la Policía (no a los policías) irresponsable que dejó indefensos a los ciudadanos (o es que solamente somos irresponsables los docentes que cuando reclamamos "dejamos a los chicos sin educación"), y a los funcionarios inútiles que no pudieron anticiparse a los hechos. Conmemorar 30 años de democracia no es festejar los saqueos, sino por el contrario, confrontarlos masivamente. Juntarnos todos para exigir investigación y castigo a los culpables de las muertes y de los daños a los comerciantes. Pero investigar a los instigadores de ahora, y también a los de diciembre de 2001 y a los que aceleraron la entrega del poder por Alfonsín. No sea que nos encontremos con una sorpresa. ¡Bah, para mí no sería sorpresa! Por menos del 10% de estos desatinos a Fernando de la Rúa se le hizo un golpe institucional y se lo condenó al ostracismo a él y al conjunto de la oposición. Y si la Masacre de Once hubiese ocurrido con cualquier otro gobierno, la Guerra Civil hubiese sido inminente. No medimos con la misma vara. No tenemos memoria, ni verdad y tampoco justicia. ¿Eso es Democracia? Un amigo rápido para las respuestas me decía que festejar 30 años de democracia ese día, con lo que estaba pasando, era como festejar un aniversario de casados justo el día en que te divorcias. Es un círculo vicioso, ya que las causas del golpe de 1976 (no tengo que explicar más porque ya lo hice bastantes veces para mi gusto que esto no significa que esté de acuerdo con el Proceso, sino que creo, como dijo Balbín, que había que llegar al final "aunque fuera con muletas") fueron tan evidentes como lo están siendo ahora. Se festejan 30 años de democracia, cuando en realidad, y de acuerdo al concepto preciso de la palabra, la misma duró lo que duró el gobierno de Alfonsín, y hasta que al peronismo no le convino más que gobernara otro partido. Ese es el concepto de democracia que une hoy a los que en aquél momento (antes del '76) militaban por izquierda y por derecha (Montoneros/Triple A) y hoy son millonarios que festejan en el palco VIP, mientras la gente que verdaderamente sufrió esos dos terrorismos, se atrinchera en su casa esperando los saqueos. Y no estoy hablando de la teoría de los dos demonios. Estoy diciendo que luego de la muerte de Perón, y porque él mismo, pese a su genialidad política, no previó el día después, se generó el caldo de cultivo necesario para que se interrumpiera aquella democracia en muy poco tiempo. Los responsables de los hechos están claramente identificados, nada más que desde hace 20 años es inconveniente decirlo en las tribunas y en los medios. La inoperancia y el enriquecimiento ilícito de muchos de los funcionarios, empezando por la Presidente María Estela Martínez de Perón; la firma del decreto de aniquilación de la subversión por parte de Ítalo Argentino Lúder, durante su período de presidencia provisional, y la degradación de la clase dirigente del sindicalismo, fueron el aliciente para que los argentinos creyeran en la solución que podían darle los militares. Al poco tiempo supimos, algunos, porque otros prefirieron ignorarlo y hasta hoy insisten con que fueron "derechos y humanos", que había sido peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo el mismo Ítalo Argentino Lúder que autorizó el comienzo del desastre, luego en su campaña política anunciaba con bombos (sobre todo) y platillos que iba a avalar, como primera medida de gobierno, el decreto de autoamnistía que habían dictado los militares en su afán de protegerse. Si el peronismo ganaba las elecciones del 30 de octubre de 1983 y asumía la fórmula Lúder-Bittel el 10 de diciembre, día que ahora festejamos, no hubiésemos tenido ni Juicio a las Juntas, ni recuperación de nietos, ni genocidas presos, ni, mucho menos, Día de la Memoria. Es más, ni siquiera hubiésemos tenido memoria. Ahora hay quienes dicen que aquella democracia, la del 83', fue con Libertad Condicional. Pero no aclaran que el que la tenía entre la espada y la pared era el PJ. Alfonsín había denunciado muy bien el pacto sindical militar, porque como ya dije más arriba, si ganaba el "ilustre" Ítalo Luder ¡otra que punto final ni obediencia debida!, hubiésemos seguido con otros 20 años más de tutela militar, parecida a la de Chile del post Pinochet. "La historia es el depósito de las acciones y siempre alguien tiene el deber de abrirlo y mirar adentro". Miguel de Cervantes Saavedra. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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